COLEGIO LUIS FELIPE CABRERA

Barú, Bolivar

El diseño del Colegio Luis Felipe Cabrera de Barú, Cartagena, nace de una lectura de las elaboradas y típicas formas arquitectónicas de la región, representadas por ejemplos aun en pie, de construcciones que aún conservan una elaborada riqueza formal reflejada en sus columnas, capiteles, balaustradas, cubiertas, ornamentación etc. producto de una pasada bonanza económica y de la influencia formal de las construcciones Cartageneras de la época, como las del barrio de Manga.

No se pretende copiar nada de ello, pero si reforzar una continuidad de esa tipología formal, construyendo con esos materiales y abstrayendo sus conceptos espaciales y volumétricos en el diseño del colegio.

Esta es, además, de aplicar la idea de pertenecer al lugar, una manera de impulsar a los habitantes de la región, así sea a manera de modelo y ejemplo, para que no olviden ese rico pasado formal construido que les regaló su historia.

Por eso el Colegio para lograr un sincretismo cultural se plantea en lo académico, un bachillerato técnico con énfasis en actividades productivas ligadas a su entorno, tales como: la pesca y la acuacultura, turismo y hotelería y oficios propios de la región. En lo semiótico un lenguaje espacial arquitectónico cuyo propósito es integrarse al paisaje y a las tradiciones estéticas y culturales del lugar. En efecto, la geometría de la cubierta responde a una tipología formal de las viviendas de Barú, en donde las diagonales superiores cambian de pendiente por la parte inferior, para dar lugar a un corredor perimetral que facilita una circulación exterior amplia y fresca, la cual cumple la primordial función de controlar el asolamiento. Se plantearon también ventilaciones cruzadas en los salones de clase mediante calados, para que los vientos alisios oxigenen los espacios. La ornamentación de las columnas y barandas recogen la tradición del decorado de la isla, y el color con los criterios del Caribe, alegres, complementarios y vivaces, que son aplicados con la técnica del temple. Por último, la plaza cívica procura ofrecer los espacios para las actividades culturales y deportivas que complementan el ambiente académico, con lo cual se refuerzan los lazos que unen a una comunidad.