Bogotá
Al ingresar a este clásico edificio de los años 80’s, ubicado en el barrio Rosales, se buscó desde el principio, junto con el cliente: generar un gran impacto a quien lo visita por primera vez, y una sensación de confort y relajación para el que permanece en él.
La maravillosa visual y la iluminación natural que proyecta, fueron el punto de partida para la transformación de este dúplex, que se inició al desaparecer los muros que fragmentaban el área social, generando una permeabilidad espacial y dando la posibilidad de conectar visualmente con diferentes espacios.
Resulta inevitable que se despierte una gran curiosidad por recorrerlo. Descubrir que cada detalle fue pensado como complemento a la buena arquitectura que proyecta el apartamento, y concebir cada espacio como una parte del estilo de vida y gusto de su dueño. El vacío que se genera en la zona social, permite vincular visualmente el primer piso con el segundo, complementándose con los círculos de iluminación en TensoFlex que.
La intención de manejar acabados y texturas naturales, se intensifica en la escogencia del piso en maderas combinadas entre Granadillo, Sapán, Guaymaro e Incienso; dejando a la vista, en la zona del comedor, la estructura reticular del entrepiso, con una textura rústica y una iluminación que le aporta calidez al ambiente; utilizando fibra de plátano para el recubrimiento de las ventanas y fibras de la Amazonía colombiana, Yiret, para revestir los pasamanos de la escalera y el estar de alcobas.