Bogotá
Se diseñó un apartamento-oficina que cumpliera con su misión, pero en el que no existiera incompatibilidad entre la vida de trabajo y la vida privada.
El proyecto parte de una planta típica de un apartamento comercial con beneficio de luz natural y aireación por tres de sus fachadas.
El área del salón-oficina se integra a través de una biblioteca de siete metros de largo que delimita toda el área. El salón que sirve para reuniones de trabajo está amoblado con una mesa Noguchi del catálogo del mueble moderno y las sillas también son piezas importantes por su diseño y ergonomía.
La oficina, está configurada por un escritorio de los años cuarenta con sus interlocutoras, y en la parte posterior una superficie de trabajo y concentración donde caben dos estaciones de trabajo. La cocina tiene una barra que se incorpora al salón-oficina a través de una puerta corrediza la cual permite un autoservicio de café, agua o cualquier servicio complementario. Para darle mayor privacidad a los espacios, existen puertas corredizas entre los muros las cuales se sacan u ocultan para permitir aislamiento o integración acústica o visual de acuerdo a la actividad que se desarrolla.
La iluminación juega un papel importante, se diseñó pensando en que propiciara varios tipos de ambientes para trabajar, socializar o descansar. Se buscó que el espacio, el mobiliario y los objetos se integraran armónica y funcionalmente para cumplir con ese objetivo de vivir y trabajar en el mismo espacio.
